Toda diagnóstico es maravilloso para saber qué es lo que nos ocurre, pero lo más interesante es dar solución al problema que nos ha llevado a una situación que no nos satisface.
En el terreno de las enfermedades físicas, la necesidad de “hacer algo” para sentirnos bien, suele ser inminente. A veces, no nos queda más remedio que cuidarnos o tomar algún remedio o medicina.
Por otra parte, el malestar en otras áreas de nuestra vida se hace más llevadero. Podemos tener un trabajo que no nos satisface, con un ambiente pésimo, pero se hace soportable porque nos da dinero para poder sobrevivir.
En las relaciones de amistad seguimos con personas que no son afines, aunque no nos aporten nada, sólo por el miedo a estar solos. En el ocio, en el amor, en la espiritualidad, en la formación, en el lugar donde vivimos… En cualquier área, muchas veces soportamos por miedo al cambio.
Sin embargo es necesario tener una toma de conciencia de nuestro grado de satisfacción y analizar cómo podemos encontrar una solución.
Ante esas deficiencias o problemas podemos optar por:
1. Considerar que no estamos preparados para afrontar los cambios y que tenemos que seguir aguantando. Quizá haya una dependencia emocional, económica, espiritual que realmente nos impida poder soportar el hacerle frente. Es muy respetable. Cada persona elige su momento.
En cualquier caso, si existe un sentimiento de resignación, lo ideal es que sea auténtico. Desgasta mucho cuando soportamos situaciones, pero dentro de nosotros, más que la aceptación y la resignación auténtica, pesan la impotencia, el rencor y otro tipo de emociones.
2. Podemos actuar. El tomar cartas en el asunto, supone la mayoría de las veces romper con la inercia de unos hábitos.
Nos da miedo lo desconocido. Sentimos miedo a no agradar, a hacer daño. Pero en el fondo la acción, suele llevar a una gran liberación y lo más importante, a recuperarse a uno mismo.
Actitud para mejorar las áreas de la rueda de la vida
Existen personas con el coraje y la energía suficientes como para darse cuenta de sus errores y actuar para mejorar estos aspectos. Si bien, en la mayoría de las ocasiones necesitamos de la ayuda de un especialista, o mejor aún de alguien que haya pasado por lo mismo que tú y haya logrado mejorar.
El objetivo es conseguir llevarte de un estado de insatisfacción aun estado en el que te encuentres mejor.
Por regla general, los seres humanos nos debatimos entre dos extremos entre los cuales hay puntos intermedios. En este caso, para lograr el cambio podemos adoptar dos actitudes: la acción y la pereza.
Evidentemente, necesitaremos la acción para poder revertir un estado de inercia que te ha llevado a una situación que te hace sentir mal.
¿De qué formas podemos actuar?
Tanto si emprendemos la labor en solitario, apoyados por algún grupo o por un especialista, la acción será inevitable.
Aunque seamos flexibles y nos permitamos ser algo perezosos a veces, para no forzarnos, no debemos perder de vista nuestro objetivo. Habrá momentos en que deberemos ser implacables y otros en los que nos permitiremos una cierta indulgencia.
Programa de acción
El objetivo es pasar de la orilla de un río a la otra y que no nos lleve la corriente. Para lo cual, es de gran ayuda tener un programa de acción claro. En este punto, si tú te crees capaz de avanzar con determinación hasta tus objetivos, avanza.
Pero una ayuda externa podrá facilitarte la labor. Dese modo amplias la visión de tu problema, enriqueces la comprensión y te motivas en los momentos que más te cueste seguir con tu plan.
En medio de esta corriente de inercia que te aleja de tus objetivos, dispones de técnicas que te darán estabilidad. Gracias a ellas te mantendrás más firme en medio de la corriente.
Entre ellas podemos citar la meditación, el yoga el Qi gong, el baile y otras actividades en contacto con la naturaleza. Pero recuerda que si tu objetivo es cambiar una situación, tu mejor aliada es la ACCIÓN.